¿Va a hacer algo el gobierno para paliar el paro? Hasta en Europa nos han suspendido por las altas tasas de paro, deuda y déficit, pero parece que eso a nadie le importa.

Manuel Avilés es escritor, columnista y colaborador habitual en medios de comunicación. Su dilatada trayectoria profesional, vinculado a la política y la actividad penitenciaria, como funcionario del estado durante cuarenta años, le otorgan una extensa experiencia que plasma en sus aportaciones. La literatura y las motos son sus dos pasiones, aficiones que hacen notar, de uno y otro modo, en su participación mediática.
¿Va a hacer algo el gobierno para paliar el paro? Hasta en Europa nos han suspendido por las altas tasas de paro, deuda y déficit, pero parece que eso a nadie le importa.
Me asombra una señora a la que han nombrado jefa de la Mujer que dice que la heterosexualidad es antinatural.
O quita al topo que tiene la sexta en el palacio o nos vamos a enterar hasta de sus actos más insospechados porque parecen transmitirlo en directo.
Dejad que se forme un gobierno, que sean progresistas y moderados, que no jodan la economía, que procuren trabajo a los que no lo encuentran ni a tiros, que trabajen por mejorar el nivel de vida y las pensiones y dejaos de principios fundamentales.
Iglesias, desde el chalet de Alpedrete, huele a derecha que tira para atrás.
Dice el portavoz de los de Esquerra en Barcelona que a ellos la investidura les da igual que lo que quieren es un referéndum y la independencia
Nunca he visto a nadie al que se aplique el artículo 100.2 antes de cumplir la cuarta parte de la pena y de haber salido un par de veces de permiso haciendo buen uso de él.
Ni Sánchez, aunque lo invistan la semana que viene es capaz de parar la potencia de los chinos.
No se conforman con la Educación y la Policía que fue el precio que Aznar pagó a Pujol. Los catalanes quieren una “Negociación entre gobiernos sobre el problema político”.
Se le nota la preocupación por andar a la baja tras el desangramiento de su partido por negarse a seguir ciegamente al Caudillo.
Hay un favoritismo clarísimo en el caso Urdangarín, que va a ejercer el apostolado en coche oficial a más de cien kilómetros de la cárcel donde cumple por voluntad propia.
Celebramos el cumpleaños de un libro que se escribió cuando aún no se habían escrito los Evangelios y se editó, para que todos pudiesen acceder a él, cuando aún no se había descubierto América.
Estoy hasta los moños ya de catalanes, puigdemones y torras. La que están montando es de una bipolaridad digna del psiquiátrico de la Santa Faz por lo menos.
En la televisión siguen hablando, entre muerto y muerto, de la crisis que se avecina y de la caída en picado de la economía.
Aquí uno puede ser el espíritu de la contradicción y presentarse en público como el paradigma de la coherencia.
Nos da igual el farol que se ha tirado Donald Trump avisando de que firmará un acuerdo preferencial con los británicos una vez que se haya completado el Brexit que ahora muchos no quieren.
La hija de un amigo se ha echado un novio negro que saltó la valla de Melilla hace año y medio. Si se llamara Ansu Fati sería un honor meterlo en la familia y se lo enseñaríamos sacando pecho a todo el vecindario, nos subiríamos orgullosos en su Porche Cayenne y las autoridades le darían la nacionalidad española ipso facto
¿Creen que Sánchez va a dar un paso atrás para que sea otro el candidato a la presidencia, Borrell, por ejemplo? ¿Cuántos gin tonic se han tomado quienes han llegado a creer o proponer eso?
Hay gente que tira libros a la basura, tesoros entre desechos por voluntad de analfabetos funcionales. Hasta el peor libro sirve para algo aunque sea como ejemplo de la mala escritura.
Manuel Vilas me recuerda a Albert Camus en «El Extranjero» con su distanciamiento de la existencia y su visión del absurdo de tantas cosas que nos rodean.
No me imagino yo a ningún Dios sentando cátedra sobre el pecado que supone no ir con la túnica hasta el suelo.
Ni los escolásticos, dedicados a las cuestiones bizantinas en filosofía, los inventores del misterio de la santísima trinidad y la transustanciación, eran capaces de predicar círculos cuadrados como Pedro Sánchez.
Con 900 euros no puede vivir una familia con dos hijos, mientras un diputado, aparte del sueldo, tiene casi cuatro mil euros de dietas para vivienda y comida. ¿Ellos van a base de gamba roja de Denia y los pobres a base de patatas cocidas?
¿Entra en el plan «Benalúa Sur» exigir responsabilidades por el arboricidio perpetrado a las puertas de los juzgados?
En Alicante la historia no discurre con mayor fluidez. Los socialistas no se han subido a la ola de Sánchez y, entre Puig y Franco, los han arrastrado a otra derrota gris frente a la derecha.
Con tan pocos motivos para la alegría uno se tiene que buscar la vida para no venirse abajo y tener que chutarse tercios de anafranil en vena para que las neuronas no se desguacen y el sistema nervioso parezca un campo de rastrojos quemados tras la recolección.
Me da tiempo a leer la novela antes de que me den el alta y me manden de vuelta a mi casa con la recomendación de que sea más resiliente, menos atropellado, más filántropo, más amante de la cultura bíblica y deje de abusar del alcohol.
Uno se trasmuta en hombre de Estado, los llama, los saluda con la sonrisa profidén y se planta ante fotógrafos y cámaras de todas las televisiones escenificando una escena del sofá idílica y amistosa.
Espero que nuestros votos sirvan para algo. No obstante, ya sabe usted que el voto no es eterno ni inamovible.
Cuéntenme entre los indecisos a día de hoy, por favor. Solo tengo claro qué es lo que no voy a votar.