VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
Ser mujer supone estar en riesgo de sufrir una violencia específica en sus distintas formas. Esta violencia es unidireccional es ejercida contra las mujeres. Y no la constituye solo los asesinatos, sino también la violación, el acoso y el abuso sexual, teniendo en cuenta que la mayor parte de las agresiones sexuales a niñas provienen de sus familias o entornos cercanos, el tráfico con fines de explotación sexual y el asesinato o violencia ejercida de padres a hijos e hijas cuyos progenitores no conviven, con el fin de herir a la madre.
La violencia contra las mujeres no es algo puntual, ni un asunto de pareja, pues traspasa las fronteras de lo privado y está enraizada en nuestros cimientos, porque el machismo es patrimonio de toda nuestra organización social
Esta violencia es ejercida por hombres: compañero, excompañero, padre u otro familiar, hombre con el que no se ha tenido nexo sentimiental o desconocido. No es una violencia puntual, ni un asunto de pareja, pues traspasa las fronteras de lo privado, ya que está enraizada en nuestros cimientos, porque el machismo es patrimonio de toda nuestra organización social. A mujeres y hombres no nos educan para lo mismo, nos socializamos en las dicotomías, el constructo cultural nos ha hecho creer en la debilidad de las mujeres y en la fortaleza de los hombres, de ahí que se genere toda una espiral de subordiscriminaciones derivadas de la retroalimentación de todas las violencias simbólicas: creencias, roles opuestos o mitos de género y asimetrías de poder que sustentan la violencia más observable.
La televisión contribuye a crear una violencia simbólica mediante su tendencia a presentar la conceptualización a través del cuerpo sexual, objetualizado, reproductor, frágil con unos cánones de belleza idealizados y expuesto a la aprobación externa masculina
En la creación de la violencia simbólica contribuye la programación de televisión mediante su tendencia a presentar la conceptualización a través del cuerpo sexual, objetualizado, reproductor, frágil con unos cánones de belleza idealizados y en definitiva, siempre expuesto a la aprobación externa masculina; la industria del cine reproductora de abundantes historias impregnadas de amor romántico en el que una se entrega incondicionalmente y uno domina y manifiesta su forma de amar viril; asimismo la música también reproduce una educación sentimental basada en la dependencia; cantidad de compañías comerciales contribuyen a la cosificación de nuestros cuerpos para obtener mayores ventas; la discriminación vertical y horizontal femenina en el empleo ocasiona feminización de la pobreza; la familia mantiene a grandes rasgos los mandatos de género; la escuela no prioriza la coeducación para fomentar los valores en igualdad y respeto entre alumnas y alumnos; toda institución, toda instancia de gobierno y todo partido político son claro ejemplo de la asimetría de poder entre mujeres y hombres y no priorizan la erradicación del Terrorismo contra mi género.
Si el machismo está acomodado en nuestra organización social, no esperemos que no lo esté en la Justicia. Un tsunami de mujeres manifestamos nuestro disgusto, no sólo frente al Terrorimo Machista y la violencia sexual sino también por el tratamiento injusto que la Justicia da a las víctimas, como es el caso de la violación múltiple en San Fermín 2016 por el grupo La Manada a una joven que entonces tenía 18 años.
Aunque en 2004 se aprobó la Ley de medidas de protección contra la violencia de género, nadie se encarga de vigilar su cumplimiento ni de que se designen recursos para su desarrollo
En definitiva, en nuestro país se llegó a confiar en unas instituciones comprometidas que gritaban “No en mi nombre” frente a la VG cuando nació la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género y mediante la ratificación de España el 26 de julio de 2013 del Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica (Convenio de Estambul), en el que se incluye la violencia sexual y las violaciones dentro de la VG. Asimismo, considera responsables a los Estados que no responden de manera adecuada. Si hoy en día no se aplica la LIVG, ya que nadie se encarga de la vigilancia de su cumplimiento ni se le designan recursos, no esperemos que la violencia sexual y las violaciones se incluyan en esta ley. ¿Qué hace falta para ello? Voluntad política.
- Licenciada en Historia.
- Documentalista de la Asociación Hechos y Derechos de las Mujeres.
- Partícipe en la Plataforma Feminista de Alicante.
Excelente artículo, que nos debe a todos, hacer reflexionar ante esta lacra que la sociedad actual tiene.
Enhorabuena Afrodita, ojalá consigamos un mundo mas respetuoso con la mujer, con mensajes como el tuyo.
Antonio Alcántara.